©2015, Eugenio Zigurat
Estaba en plena faena cuando súbitamente se detuvo.
Todo quedó paralizado, fijo en una sola y absurda postura. Podría haber sido peor. Un lance acrobático, un jineteo. con ella de vaquera.. Aún así, no le había quedado fácil la salida. Simple y sencillamente, no podía retirarse. Como en los viejos mitos de los abuelos, estaba atorado.
—Déjame salir —le dijo, esperanzado en su tono de queja.
Un pequeño temblor, ella giró el cuello y lo enfocaba ahora con ojos huecos, la boca en un círculo inmóvil que recordaba a las viejas muñecas inflables.
—Esta unidad precisa de la compra e instalación de actualizaciones para funcionar de manera apropiada y bajo las normas de seguridad oficiales —su voz había desaparecido, lo que sonaba desde su garganta era una especie de bocina mínima con una articulación sintética primitiva y sin inflexiones.
—Te prometo que tan pronto me lleguen mis pagos, te compraré los más urgentes.
—Esta unidad requiere de actualización completa para su segura reactivación. Favor de tomar medidas urgentes y alternas, esta unidad no puede enviar su reporte de fallos debido a una falta total de conectividad por servicios suspendidos.
—Mierda —bufó él.
—El subproducto mencionado no debe ser una preocupación para el usuario. Favor de atender los avisos urgentes a riesgo de sufrir daños colaterales...
—Como puedes ver, mi movilidad es mínima, necesitas dejarme salir.
—Operatividad nula... Favor de actualizar el sistema o tomar medidas alternas.
En ese instante escuchó el zumbido del limpiabot, si se estiraba un poco quizá podría alcanzar el control remoto y hacerlo acercarse. Se tendió y estiró hasta pescar la punta del mantelito que cubría el buró. Lentamente lo atrajo hacia sí. Se apoderó del mando y urgió:
—1, 2, 3. Superficie cama.
Con dificultad el pequeño disco utilizó sus pinzas de limpieza para subir por las sábanas, acto seguido, circunnavegó a la pareja, aspirando a su alrededor. Con ese cacharro el único problema era la comunicación, piratearlo le había ahorrado un sinnúmero de compras... a cambio tenía que explicarle demasiado.
—Apoyo de asistencia técnica —aventuró hablando al remoto.
—Favor de contactar al proveedor de servicios usted mismo o restablecer la conectividad a la red inalámbrica —insistió ella.
El limpiabot desplegó un mensaje en la pantallita del remoto: ¿Cuál protocolo?
—Ayuda, por favor, ayuda —le salió de forma automática.
—Señor usuario —respondió ella con sus voz de computadora vieja—, le recordamos que sus signos vitales están siendo monitoreados en todo momento y su llamado de auxilio, de repetirse, se tomará como un franco intento de defraudación.
Hacía mucho que una máquina no lo amenazaba de forma tan cortante y eficiente, en ese sentido eran indudables las mejoras, las máquinas ya podían amenazarte amablemente.
—Efe uno —dijo al remoto, recurriendo a los viejos comandos de computadora.
En la pantallita se empezaron a desplegar numerales con breve explicación.
—911, 9, 1,2,3 mem —tartamudeó.
—El usuario parece estar usando protocolo fuera de uso, se le recuerda que debido a su retraso en la compra e instalación de las actualizaciones, esta unidad queda fuera de servicio hasta la llegada de un técnico calificado o hasta la correcta instalación de todo el paquete de actualizaciones. Asimismo, se le recuerda que esta unidad ha grabado sus declaraciones de consentimiento de inicio de actividad, aún con los riesgos aparejados que la falta de actualizaciones suponía, mismos que se negara a escuchar o leer...
El limpiabot había explorado de nueva cuenta a la pareja y tras mucho escaneo se aproximó al cráneo de la muñeca y tanteó con su apéndice de conexión física.
Ahí vamos, pensó él. Era el momento de enfrentar nuevos mitos, quizá después de aquella intervención tuviera que conformarse con piratear a su compañera e irse adaptando a las ruinosas programaciones que los piratas iban compilando...
En el otro extremo, estaban esas malditas actualizaciones, siempre acosándolo, siempre llevando al borde del desconocimiento y el olvido a su muñeca realista. De hecho, desde hacía quince días se corría el rumor de que las más nuevas actualizaciones no sólo hacían parecer más vivas a las muñecas, sino que incluso las volvían más volubles y caprichosas... lo que para otros era sinónimo de más humanas.
Su remoto sonó en ese instante. Hubo un rápido listado de tareas a realizar. Luego la solicitud de confirmación.
—Uno —dijo él.
Los leds del limpiabot parpadearon, su apéndice se contrajo y metió reversa a una velocidad inusualmente rápida.
La muñeca tembló, se cimbró y empezó a incorporarse, o a asumir una postura en cuclillas que lo obligó a contorsionar sus miembros ya adormilados por la falta de movimiento.
—Señor usuario, disculpe las molestias que esto le ocasiona. Protocolo urgente de desecho sanitario, activado —dijo su voz de vieja computadora.
Algo burbujeó en el vientre, más abajo, luego, literalmente, fue evacuado.
Estaba en plena faena cuando súbitamente se detuvo.
Todo quedó paralizado, fijo en una sola y absurda postura. Podría haber sido peor. Un lance acrobático, un jineteo. con ella de vaquera.. Aún así, no le había quedado fácil la salida. Simple y sencillamente, no podía retirarse. Como en los viejos mitos de los abuelos, estaba atorado.
—Déjame salir —le dijo, esperanzado en su tono de queja.
Un pequeño temblor, ella giró el cuello y lo enfocaba ahora con ojos huecos, la boca en un círculo inmóvil que recordaba a las viejas muñecas inflables.
—Esta unidad precisa de la compra e instalación de actualizaciones para funcionar de manera apropiada y bajo las normas de seguridad oficiales —su voz había desaparecido, lo que sonaba desde su garganta era una especie de bocina mínima con una articulación sintética primitiva y sin inflexiones.
—Te prometo que tan pronto me lleguen mis pagos, te compraré los más urgentes.
—Esta unidad requiere de actualización completa para su segura reactivación. Favor de tomar medidas urgentes y alternas, esta unidad no puede enviar su reporte de fallos debido a una falta total de conectividad por servicios suspendidos.
—Mierda —bufó él.
—El subproducto mencionado no debe ser una preocupación para el usuario. Favor de atender los avisos urgentes a riesgo de sufrir daños colaterales...
—Como puedes ver, mi movilidad es mínima, necesitas dejarme salir.
—Operatividad nula... Favor de actualizar el sistema o tomar medidas alternas.
En ese instante escuchó el zumbido del limpiabot, si se estiraba un poco quizá podría alcanzar el control remoto y hacerlo acercarse. Se tendió y estiró hasta pescar la punta del mantelito que cubría el buró. Lentamente lo atrajo hacia sí. Se apoderó del mando y urgió:
—1, 2, 3. Superficie cama.
Con dificultad el pequeño disco utilizó sus pinzas de limpieza para subir por las sábanas, acto seguido, circunnavegó a la pareja, aspirando a su alrededor. Con ese cacharro el único problema era la comunicación, piratearlo le había ahorrado un sinnúmero de compras... a cambio tenía que explicarle demasiado.
—Apoyo de asistencia técnica —aventuró hablando al remoto.
—Favor de contactar al proveedor de servicios usted mismo o restablecer la conectividad a la red inalámbrica —insistió ella.
El limpiabot desplegó un mensaje en la pantallita del remoto: ¿Cuál protocolo?
—Ayuda, por favor, ayuda —le salió de forma automática.
—Señor usuario —respondió ella con sus voz de computadora vieja—, le recordamos que sus signos vitales están siendo monitoreados en todo momento y su llamado de auxilio, de repetirse, se tomará como un franco intento de defraudación.
Hacía mucho que una máquina no lo amenazaba de forma tan cortante y eficiente, en ese sentido eran indudables las mejoras, las máquinas ya podían amenazarte amablemente.
—Efe uno —dijo al remoto, recurriendo a los viejos comandos de computadora.
En la pantallita se empezaron a desplegar numerales con breve explicación.
—911, 9, 1,2,3 mem —tartamudeó.
—El usuario parece estar usando protocolo fuera de uso, se le recuerda que debido a su retraso en la compra e instalación de las actualizaciones, esta unidad queda fuera de servicio hasta la llegada de un técnico calificado o hasta la correcta instalación de todo el paquete de actualizaciones. Asimismo, se le recuerda que esta unidad ha grabado sus declaraciones de consentimiento de inicio de actividad, aún con los riesgos aparejados que la falta de actualizaciones suponía, mismos que se negara a escuchar o leer...
El limpiabot había explorado de nueva cuenta a la pareja y tras mucho escaneo se aproximó al cráneo de la muñeca y tanteó con su apéndice de conexión física.
Ahí vamos, pensó él. Era el momento de enfrentar nuevos mitos, quizá después de aquella intervención tuviera que conformarse con piratear a su compañera e irse adaptando a las ruinosas programaciones que los piratas iban compilando...
En el otro extremo, estaban esas malditas actualizaciones, siempre acosándolo, siempre llevando al borde del desconocimiento y el olvido a su muñeca realista. De hecho, desde hacía quince días se corría el rumor de que las más nuevas actualizaciones no sólo hacían parecer más vivas a las muñecas, sino que incluso las volvían más volubles y caprichosas... lo que para otros era sinónimo de más humanas.
Su remoto sonó en ese instante. Hubo un rápido listado de tareas a realizar. Luego la solicitud de confirmación.
—Uno —dijo él.
Los leds del limpiabot parpadearon, su apéndice se contrajo y metió reversa a una velocidad inusualmente rápida.
La muñeca tembló, se cimbró y empezó a incorporarse, o a asumir una postura en cuclillas que lo obligó a contorsionar sus miembros ya adormilados por la falta de movimiento.
—Señor usuario, disculpe las molestias que esto le ocasiona. Protocolo urgente de desecho sanitario, activado —dijo su voz de vieja computadora.
Algo burbujeó en el vientre, más abajo, luego, literalmente, fue evacuado.